La “Jornada Mundial del enfermo” se celebra todos los años el 11 de febrero. Esta celebración fue instituida el 13 de mayo de 1992 por el Papa Juan Pablo II. Esta jornada anual tiene por objetivo: Sensibilizar al pueblo de Dios y, por consiguiente a las varias instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos. Ayudar al enfermo a valorar en el plano humano y sobre todo en el plano sobrenatural el sufrimiento. Hacer que se comprometan en la pastoral sanitaria de manera especial las diócesis, las comunidades cristianas y las familias religiosas. Favorecer el compromiso el compromiso cada vez más valioso del voluntariado. Recordar la importancia de la formación espiritual de los agentes sanitarios. Hacer que los sacerdotes diocesanos y regulares, así como cuantos viven y trabajan junto a los que sufren, comprendan mejor la importancia de la asistencia religiosa a los enfermos.
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