Nos alegra ver cómo crecen las familias con ese gran regalo de Dios, que son los hijos. Nos alegramos porque la familia humana tiene continuidad y la sociedad se va renovando cada día con nuevos seres.
El domingo, día 3 de febrero, compartimos esa alegría en la parroquia con una motivación añadida: Recordando la Presentación de Jesús en el Templo por sus padres, José y María, ofrecimos al Señor lo que Él nos había dado. Los padres presentaron a sus hijos, que el pasado año habían sido acogidos por Dios en la comunidad por el nacimiento del Bautismo.
Renovamos el compromiso de ayudarles a crecer en esta familia, como verdaderos hijos de Dios, para vivir de manera fraterna siguiendo los pasos de Jesús.
Felicitamos a los niños, y a los padres, por el regalo de la vida e invocamos la bendición de Dios sobre todos.
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